La emblemática RUTA 40

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La Ruta Nacional 40, con sus más de 5.000 kilómetros de longitud, es una de las carreteras más icónicas y desafiantes del mundo. Cruza la Argentina de sur a norte, desde Cabo Vírgenes en Santa Cruz hasta La Quiaca en Jujuy, acompañando la imponente cordillera de los Andes. Para los motociclistas, esta ruta representa una experiencia única: combina aventura, paisajes inolvidables y una conexión directa con la naturaleza. No es casualidad que se haya convertido en un destino soñado para quienes aman las dos ruedas.

¿Por qué es la Ruta 40 una de las más elegidas por los motociclistas?

1. Diversidad de paisajes: La Ruta 40 ofrece un abanico de paisajes que van desde los fríos y áridos desiertos de la Patagonia hasta las coloridas montañas del noroeste argentino. En cada tramo, los motociclistas se encuentran con escenarios que parecen sacados de una postal: montañas nevadas, lagos cristalinos, glaciares, salares, viñedos y quebradas. Este cambio constante de panoramas convierte cada kilómetro en una nueva aventura.

2. Desafío y aventura: Para los amantes de la adrenalina, la Ruta 40 es el reto perfecto. Tiene tramos asfaltados y otros de ripio, lo que la convierte en un desafío técnico para pilotos de todos los niveles. La altitud también juega un papel importante, ya que, en algunos tramos, como el Abra del Acay en Salta se alcanzan los 5.000 metros sobre el nivel del mar, poniendo a prueba tanto la habilidad como la resistencia física de los conductores.

3. Libertad y desconexión: La Ruta 40 atraviesa zonas que parecen estar alejadas del tiempo. En muchos tramos, podés rodar kilómetros sin cruzarte con ningún otro vehículo, lo que ofrece una sensación única de libertad y desconexión del mundo urbano. Para muchos motociclistas, recorrerla es una forma de reconectar con uno mismo y disfrutar de la soledad del paisaje.

Paradas destacadas: Atractivos imperdibles

A lo largo de sus más de 5.000 kilómetros, la Ruta 40 cuenta con múltiples paradas que son verdaderos tesoros turísticos. A continuación, te mencionamos algunas de las más emblemáticas:

1. El Calafate y el Glaciar Perito Moreno (Santa Cruz)  

En la región sur de la ruta, cerca de El Calafate, se encuentra el Glaciar Perito Moreno, uno de los pocos glaciares en el mundo que sigue avanzando. Esta pared de hielo de 60 metros de altura es un espectáculo imperdible, y sus desprendimientos constantes ofrecen un show natural único.

3. San Martín de los Andes y el Camino de los Siete Lagos (Neuquén)

 Este tramo es conocido por ser uno de los más bellos de la Ruta 40. Conecta San Martín de los Andes con Villa La Angostura, atravesando siete lagos que se extienden entre las montañas. Es un recorrido ideal para los motociclistas que buscan disfrutar de curvas suaves, paisajes serenos y acampar junto a un lago cristalino.

4. Mendoza y sus viñedos

Mendoza no solo es famosa por sus vinos de clase mundial, sino también por su cercanía con el imponente Aconcagua, la montaña más alta de América. Aquí, los motociclistas pueden disfrutar de rutas pintorescas entre viñedos y realizar visitas guiadas a bodegas (siempre y cuando no manejen después de las degustaciones).

5. Cachi y la Quebrada de las Flechas (Salta)  

En el norte del país, la Ruta 40 se adentra en paisajes casi lunares. Cachi, con sus casas blancas y calles empedradas, es un pueblo encantador que invita a relajarse. De camino a Cafayate, se cruza la Quebrada de las Flechas, una zona donde formaciones rocosas puntiagudas emergen del suelo, creando un escenario espectacular.

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6. La Quiaca (Jujuy)  

En el extremo norte de la Ruta 40, La Quiaca marca el fin (o el comienzo) del viaje. A solo unos kilómetros de Bolivia, este pueblo andino es el punto de cierre para muchos motociclistas que, después de días (o semanas) recorriendo la mítica carretera, llegan con una merecida sensación de logro.

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